¿Qué lecturas os seducen más?

lunes, 1 de febrero de 2010

La sombra del elefante (cuento)



Era un día muy lluvioso. En Glastonbury, tras los cristales de las ventanas de las casitas de ladrillo color crema, se debatían todo tipo de luces que alumbraban las calles que, en pocos minutos, se iban a convertir en un gran cenagal.
En la intemperie de la noche, los pútridos olores de las granjas de cerdos de Lord Rochester quedaron prácticamente neutralizados por el efecto del “agua fuerte”, que caía con ese ruido tosco e insistente tan propio de las islas británicas, como si quisiera limpiarlo todo a su alrededor.
Sólo un hombre se vio surgir de la ladera tan pronto cesó de llover. Los vecinos del pueblo ya se habían percatado de su presencia minutos antes. Una gabardina gris plata cubría un no más oscuro chaleco de tweed que cubría a esa figura de corte esbelto y recio que se anunciaba como un destello solar desde la lejanía. Paso a paso, los abultados ropajes del altivo y esquelético inglés ladeaban, intrigantes, de izquierda a derecha moviéndose lentamente, que aunque empapados por completo de agua, continuaban su balanceo buscando en vano al ser que habitaba en ellos.
-¡Es un fantasma! -exclamó la joven Mary, la hija pequeña de Rose Mcarthy.
-Cállate, hija. ¡No digas bobadas! -contradijo la madre en un tono apacible y reposado.

El hombre ya había traspasado la primera línea de casas del villorrio cuando se plantó inmóvil ante la entrada de la iglesia. El padre Brosworth, el párroco presbiteriano de la aldea, le espiaba desde la rectoría. Todo el pueblo se anidaba en torno al extraño personaje que vagaba incólumne los días de lluvia, surgiendo de las “brumas” con el aguacero Dios sabe dónde, atravesando el pueblo de principio a fin, sin mediar palabra con nadie desde hacía diez años.





SEMBALA (INDIA). Agosto del año 1867.
Las consecuencias desastrosas para las castas inferiores como consecuencia de la rebelión fallida de las tropas indígenas del imperio británico, han sumido al país en la más absoluta hambruna. Lord Crawford, enviado especial del gobierno de Londres ha deshecho la economía tribal de la perla británica en Asia. La mayoría de propiedades de los Rajás y reyezuelos hindúes han sido expropiadas por el “hombre” de Su Majestad. Un equipo de juristas e inspectores acechan el el terreno como una plaga de langostas, arramblando con todo lo que les sale al paso. El tiempo de los buscadores de fortuna, inversores y aventureros de todo tipo ha comenzado.

Corrió la voz. En el puerto de Bombay, cada día llegan buques de todos los tamaños con una única carga: especuladores. La mayoría de ellos se dirigen a Calcuta y a Goa. Un día, con el sol rojo del amanecer llegó al pequeño puerto de Bhâvnagar un buque de poco calado. Era un bajel árabe con vela en forma de triángulo escaleno y una tripulación más bien escasa. El capitán Richard Blomquist fue a recibir la siniestra barcaza que no daba señales de ser, precisamente, una buena nueva. Tras haber realizado la maniobra de atraque, la tripulación lanzó dos cabos que los cipayos hindúes del muelle se cuidaron de bien amarrar. Entonces, de un pequeño habitáculo que se erigía en medio de la caleta de la embarcación, un gentleman inglés con gabardina saltó hacia el pantalán. Al ver la figura arbórea del hombre, Blomquist no pudo más que cuadrarse. Luego, el hombre hizo un gesto con la mano señalando hacia el cielo. Acto seguido empezó a llover.




Copyright:


De la imagen:
Abi Pap, 2008©


Del relato:
Ángel Brichs©
Escritor


Publicado en este blog bajo el consentimiento del autor:
www.literaturadart.blogspot.com



Algunos de los nombres, localizaciones y hechos que aparecen en este relato han sido alterados o cambiados a voluntad por el autor; cualquier similitud historiográfica que se derive del mismo será una mera coincidencia.

4 comentarios:

Z.A. Feitosa dijo...

Caro Ángel,
Tenho muito apreço por sua escritura. É bela a forma como tece as frases, ora curtas emprestando dramaticidade ao texto; como esboça as personagens, dotando-as de uma aura messiânica; e como encadeia as ideias, valendo-se de poucas palavras; e, sobretudo, como envolve o leitor na trama, criando expectativas, que não se cumprem....
Saudações e bênçãos.
Z.A. Feitosa - www.feitosa.net

Pluma Roja dijo...

Considero, perdón por la ignorancia, que no es el cuento completo. Si fuera lo siento como cortado. Como introducción me parece un cuento que promete y que al terminar su lectura nos complacería.

Saludos cordiales,

Hasta pronto.

Äraceli Otamendi dijo...

Estimado Ángel Brichs: me gustaron los dos cuentos, aunque La sombra del elefante es el que más me gustó. El clima británico, el tema, todo está muy bien logrado.
cordialmente.
Araceli Otamendi
Buenos Aires
revistaarchivosdelsur.blogspot.com

Soledad Arrieta dijo...

A mi me gustaron mucho los dos y percibo un hilo conductor entre ambos, puede ser?
El primero despierta el aroma que despierta la lectura de cualquier relato o novela que transcurra en Macondo.
Muy buenos Ángel, admirables.
Cariños!

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