Muchas veces los lectores de esta página han tenido la oportunidad de leer los versos que una de nuestras colaboradoras más sagaces, Elsa Gillari, nos ha venido remitiendo desde hace más de un año.
Por enésima vez, volvemos a repetir con una autora, que si nos encandiló con su prosa poética, en una línea mayormente futurista -si cabe-, ahora nos seduce con otra que bien pudiera anunciarse como el rugido del oleaje contra la rompiente. Una poética que mezcla el abrupto sentimiento que se debate entre esa realidad en la que todos convivimos, con esa otra, que es la que cada cual de nosotros/as ve, en su individual y concreta visión de su existencia. Gillari nos muestra, de nuevo, los extraños límites que pueden haber entre el “yo escritor” y su entorno más inmediato, reflejados aquí en una progresión de imágenes de un sudoku poético donde el lector tiene que esmerarse para, no sólo descubrirlo, sino también descubrirse a sí mismo.
La plaza de mi barrio
el pochoclero suena su campanilla
Reuniendo voces infantiles
sube y baja el sube y baja
alto el tobogán
el solitario anciano
cada tarde en el banco
descansa sus huesos
alimenta a las palomas
los niños se acercan…
golosinas y migajas
hoy pasé…
el banco estaba vacío
retorné con una rosa blanca
que dejé en el mismo;
no hay migajas
se oye la campanilla
sube y baja el sube y baja.
Conciencia
es en el silencio
cuando asoma mi conciencia
es en el bullicio
cuando de ella escapo
y
en mi huída
encuentro otras conciencias
decido
volver al silencio
Copyright:
De los poemas e imagen:
Elsa Gillari©
Introducción:
LITERATURA DEL MAÑANA©
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